miércoles, 27 de noviembre de 2013

Ni triunfo ni fracaso


Pasado el proceso de revocatoria en Lima y con la pérdida de casi la totalidad de regidoras y regidores de izquierda se sabía que el siguiente paso, y tal cual manda la ley, era convocar a nuevas elecciones municipales parciales para elegir a 22 regidores(as) equivalente al número de revocados(as).

Para el nuevo proceso electoral desde la Confluencia por Lima (que agrupa a los partidos del Frente Amplio y colectivos de izquierda de Lima) muchas voces pidieron que se busque una alianza amplia en la cual estuviesen todos los partidos que apoyaron el “no” a la revocatoria. Desde la mayor parte de partidos de la Confluencia se evaluaba que era imposible repetir el mismo bloque que se logró en el “no” y se consideraba que no era conveniente intentar ninguna alianza, sobre todo con el PPC, pues era evidente que en la revocatoria habían decidido correr por su cuenta y que su única estrategia real era posicionarse. Tierra y Libertad puso su inscripción electoral al servicio de la Confluencia por Lima y es con esa inscripción que se dan los intentos de alianza electoral. Lamentablemente partidos como Somos Perú y Acción Popular declinan dicha alianza pues habían decidido ir solos en las nuevas elecciones. Era evidente que cada quien tenía como meta posicionar su “marca” y medir su fuerza rumbo a las elecciones del año 2014, como es válido en toda democracia que respetamos.  Los únicos que mantenían una actitud de alianza con la izquierda eran los del Partido Humanista Peruano. Dicha alianza fue descarta por amplia mayoría pues se considera que su líder Yehude Simon es uno de los posibles responsables políticos del “Baguazo” por haber sido primer ministro de Alan García cuando ocurrieron dichos sucesos. Así, la izquierda decidió ir a las elecciones con sus propias fuerzas, pero acompañada de organizaciones sociales que habían participado de la campaña del “no” y que confían en la actual gestión municipal encabezada por Susana Villarán.

Se participó y se obtuvo el 7.6% del voto válido. Se quedó en el sexto lugar de siete partidos participantes y se consiguió que dos regidores(as) de la lista, de 22 posibles, ocupen un cargo en el Concejo.

¿Es esto un fracaso? Si bien el resultado indudablemente no constituye un triunfo, si se toma en cuenta las condiciones en las que se participó, este no constituye un total fracaso. Se participó con el nombre “Tierra y Dignidad” que es el nombre que tiene Tierra y Libertad ante el JNE, nombre desconocido incluso por la propia militancia de izquierda y peor aún por la ciudadanía en general; fue complicado ligar la lista a la gestión municipal y a la continuidad de las reformas pues el nombre difícilmente era asociado a ellas; no se contó con medios económicos suficientes pues la campaña lamentablemente no atrajo mayor atención; la persona que encabezó la lista no era conocida ni mediática y podría decirse que en general la lista no lo era, lo que no necesariamente es una debilidad pero en un contexto electoral parece serlo; hubo muy poca participación o involucramiento de algunas personas más conocidas de la izquierda a través de los medios de comunicación; probablemente la militancia en general no participó de manera lo suficientemente activa.  Son probablemente estos los factores que llevaron a que se obtenga la votación mencionada y si bien varios de ellos podrían ser superados con nuevas estrategias, son los dos últimos los que podrían generar mayor preocupación pues atañen directamente a la propia militancia de los partidos del Frente Amplio y merecen una autocrítica y análisis de lo que llevo a que ello ocurra. No hubo consignas anti campaña, no hubo intentos de sabotaje y menos aún órdenes de no participar activamente. Quizá sí hizo falta mayor dirección en el tema de participación.

También hay cosas positivas que rescatar, comenzando por recordar que se lanzó una lista única de izquierda, una izquierda que a pesar de las discrepancias que se pueden tener, fue unida poniendo las coincidencias por delante así como la defensa de la actual gestión municipal metropolitana, superando así la experiencia del 2006 cuando fue dividida a las elecciones sacando entre 0.6% y 0.3% de votos.  Se participó con una lista con muchas y muchos jóvenes, colocándolos en lugares expectantes y en una cantidad mayor al porcentaje que exige la ley;  hubo mucha participación femenina e incluso la primera de la lista era mujer y en este caso también hubo una cantidad mayor a la que exige la ley para cada sexo y, yendo más allá, se respetó el mandato de posición en toda la lista; las posiciones de la lista fueron elegidas por la militancia en una elección primaria, abierta y universal, que si bien contó con pequeños errores es una primera experiencia que podrá ser mejorada para el futuro; se contó con la participación de representantes de la diversidad sexual reafirmando que su lucha también es una lucha de la izquierda; por último, todos los partidos estuvieron representados en la lista y se incluyó a líderes y lideresas de organizaciones sociales.

Hay que reconocer que hubo errores y esto debe de servir como lección para superarlos. Hay que rescatar las cosas positivas y seguir mejorándolas y de ese modo convertirse en una verdadera opción para Lima el 2014, y no solo para Lima, sino para todas las regiones y después caminar unidos hacia el 2016. Los resultados del 24 de noviembre son solo el punto de partida para lograrlo.

jueves, 14 de noviembre de 2013

El amigo del poder



Hablar de Oscar López Meneses inevitablemente nos recuerda al gobierno autoritario de Fujimori y Montesinos. Pero ¿Quién es este señor? Oscar López Meneses es una de las personas más cercanas a Vladimiro Montesinos, fue yerno de Víctor Malca Villanueva, ex ministro de defensa de Fujimori y actual prófugo de la justicia peruana. Ese lazo familiar le permitió pasar a formar parte del círculo íntimo de Montesinos de manera muy rápida. Era uno de los testaferros de Montesinos, una de las personas encargadas de guardar el arsenal de armas del grupo “Júpiter” (elite de inteligencia leal a Montesinos). Asimismo, era una de las personas más cercanas a la bancada fujimorista del congreso de aquel entonces, y encargado de llevar las órdenes a la misma. Estas eran enviadas tanto por Montesinos como Fujimori. Después de un  largo proceso acusado de peculado, interceptación telefónica y tenencia ilegal de armas, fue sentenciado a solo cuatro años de prisión suspendida.

Estuvo por mucho tiempo “desaparecido” para los medios, hasta que salieron a la luz algunos audios de los que se podía desprender que mantenía una estrecha relación con dirigentes apristas lo que  se hizo más notorio después de que apareció en un almuerzo con Agustín Mantilla en el 2007. Se decía que el acercamiento con el APRA había sido producto de la antigua amistad de López Meneses con José Chang,  ex ministro del gobierno de Alan García y rector de la universidad San Martín. El título de odontólogo que obtuvo sin terminar la carrera fue emitido por dicha universidad.

Hace unos días Willax TV mostró que López Meneses gozaría de ciertos “beneficios” con el actual gobierno. En el reportaje se señalaba que su residencia mantenía custodia policial permanente, que los patrulleros eran en promedio cuatro y en momentos hasta ocho.  Las normas vigentes son claras en que aquellas personas que merecen custodia policial son autoridades y funcionaros del Estado, la policía o las FFAA ¿es acaso el señor López Meneses un funcionario del Estado y no es publico esto? Versiones de los mismos custodios daban por hecho que a quien custodiaban realmente era al jefe del comando conjunto de las FFAA, el almirante José Cueto, quien en realidad no vive ahí. López Meneses nunca se caracterizó por su timidez, al contrario siempre se le ha visto queriendo demostrar que es cercano al “poder” y por eso no extraña su aparición pública en el aniversario de la “VII Dirección Territorial Policial”, a donde solo se podía asistir por invitación del general Praelli.

El ministro del interior ha salido a declarar que la vivienda de López Meneses contaba con custodia policial desde mayo del año pasado, antes de su gestión aclaró. El ministro manifestó que la persona que había autorizado inicialmente dicha custodia era el ex director general de la policía, Raúl Salazar. El día de ayer, 13 de noviembre, el general Praelli junto con otros oficiales ha sido destituido de su cargo, justamente por asignar custodia policial indebida.

Entre tanto enredo y rumor, se dice que podría tratarse de “protección” especial recomendada por Adrián Villafuerte, hombre de confianza del presidente Ollanta, y quien ha salido a negar cualquier vínculo con López Meneses e incluso niega haberlo conocido. Esto último se ve como algo improbable, pues cuando Villafuerte era edecán del general fujimontesinista Cesar Saucedo,  ya López Meneses era hombre de confianza de Montesinos y se sabe que coincidieron en varios eventos y reuniones.

A todo esto, son los fujimoristas los más “preocupados” por la aparición de dicho personaje, hablan ahora de un gobierno “Ollanta – Montesinos” como queriendo que pase al olvido que quienes gobernaron en su momento fueron Fujimori y Montesinos juntos y que lo que existió y existe es un fujimontesisnismo, no un fujimorismo diferenciado del montesinismo.

Finalmente, hay mucho que investigar aun, muchos nexos y contactos de un personaje que al parecer sale siempre bien librado de los problemas y al que al parecer la justicia no puede alcanzar en su totalidad hasta el día de hoy.
 

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Paz en Colombia?


El grupo auto denominado “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” (FARC), fue fundado a mediados del  año 1964. Tenía  como base militantes de antiguos grupos guerrilleros en territorios que ellos llamaban “liberados”. Formalmente, pasó a llamarse FARC a partir de 1966 y se reivindicaron como brazo armado del Partido Comunista. Aunque a lo largo de los años ha sido considerado un grupo guerrillero por muchos,  gran parte de sus acciones han hecho que sean considerados como un grupo terrorista por  varios países, gobiernos y por gran parte de la opinión pública.

A lo largo de su historia, las FARC y el gobierno Colombiano han entablado varias negociaciones para hallar una salida pacífica a la guerra interna que  sufre este país durante  tantos años y,  aun cuando  hay “frentes” de las FARC que han dejado las armas, nunca se ha llegado a una solución total.

Cuando en Colombia ganó la presidencia Juan Manuel Santos, muchas personas veían en él al “delfín” de Alvaro Uribe, ex presidente fuertemente relacionado a los grupos paramilitares colombianos y  opositor tajante a las negociaciones con las FARC.  Por eso causó  grata sorpresa cuando en setiembre del 2012 se anunció que se estaban entablando serias negociaciones con las FARC para llegar a un acuerdo de paz. Estas negociaciones habían comenzado secretamente meses antes del anuncio público e iban, por lo anunciado,  en buen cambio, tanto así que en mayo se firma el primer acuerdo sobre la cuestión agraria que tenía como puntos el desarrollo económico y social de las áreas rurales y la entrega de tierras a las personas que viven en ellas. Hace tres días (miércoles 06 de noviembre del 2013) se dio a conocer el segundo acuerdo tomado entre las FARC y el gobierno Colombiano, acuerdo sobre la participación política de la guerrilla y movimientos sociales. Este acuerdo incluye garantías para la oposición política, nuevas medidas para impulsar la participación ciudadana y la promesa de que se modificará el sistema electoral colombiano.

Lo más importante de este último punto de acuerdo es que permitiría que al dejar las armas todas las personas que han pertenecido a las FARC puedan reintegrarse al sistema legal colombiano, incluso participando electoralmente, constituyendo partidos políticos. Este ha sido uno de los puntos quizá más controversiales para la opinión pública, pero a su vez uno de los principales para los miembros de las FARC. La firma de este punto permitirá que se vuelva a repetir lo de la Unión Patriótica, partido político firmado por personas que dejaron las armas, pero con las garantías de que no ocurra la masacre a la que fueron sometidos 5000 de sus militantes por parte de los paramilitares de derecha.

Toca ahora hacerle entender al pueblo colombiano la importancia de los acuerdos y de que llegue la paz a su país. Toca también dejar de lado posiciones como la de Álvaro Uribe quien intenta, con el apoyo de algunos medios de comunicación, impedir la firma de los acuerdos con las FARC. Por último, hay que hacerle sentir a Juan Manuel Santos que a pesar de las diferencias políticas que se pueden tener con él, va por buen camino en la tarea por la búsqueda la paz en Colombia, paz que no han podido vivir por casi 50 años.