domingo, 4 de mayo de 2014

Recordando a Javier


Javier en vida nos enseñó mucho, nos enseñó cómo era pelear por derechos para las personas con discapacidad, por reparaciones para las y los afectados por el conflicto armado interno que vivió el Perú,  por igualdad en los derechos para las mujeres,  por derechos sexuales y reproductivos, por derechos e igualdad para lesbianas, gais, trans y bisexuales, por la protección de niñas y niños, nos enseñó a luchar siempre por derechos humanos para todos y todas, canalizando la fuerza e indignación en ayudar a las personas que más lo necesitan.
Javier nos dejó muchas lecciones, nos mostró que es ser consecuente, nos mostró que es mantenerse en sus principios, nos enseñó que se puede vivir haciendo política con moral y ética, nos enseñó cómo vivir con la frente en alto haciendo de la justicia una forma de vida.
Quiero seguir recordando cuando estaba con nosotros, quiero seguir recordando todo los momentos en que lo escuchábamos hablar siempre en función de las personas, jamás en función a algún interese particular y/o personal. Para él siempre era la gente lo primero.  Creo que aún no nos reponemos de su partida, lo creo porque veo su imagen en muchos lugares, porque escucho corear su nombre en todo evento del Frente Amplio que por mucho tiempo lo tuvo como uno de sus principales impulsores, lo creo porque aun leo a muchas y muchos revivir sus momentos con él y escucho palabras cargadas de admiración y cariño cuando se le menciona.
Y lo seguiré recordando, no solo al político, recordare a aquel que me dio su amistad y me abrió las puertas de su casa en muchas ocasiones, a aquel que era capaz de bromear y hasta de decirme como coloquialmente me dicen las y los jóvenes del partido en que militamos juntos: “Pelado”. Porque sí, él también era capaz de bromear y reír con nosotros.
Porque recordarlo no es solo volver a vivir  esos momentos, recordarlo es mantener viva su imagen y continuar con su ejemplo.