“Anda a lavar ropa nomás”,
“mamacita qué buen trasero”, “eres mujer, dedícate a tu casa”, “Mi amor, con esa falda me vuelves loco”.
Estas y muchas otras frases las escuchamos cotidianamente en las calles, en las casas, en los centros
laborales, en todos lados, y hasta son incentivadas por los medios de
comunicación. Basta ver el ejemplo que dan los programas que se dicen cómicos o
hasta algunas series nacionales en las cuales el machismo, la homofobia y el
racismo son parte natural de sus
guiones.
Si bien en el Perú contamos
con una “Ley de prevención y sanción del hostigamiento sexual”, ley 27492, esta
contempla sólo cuatro espacios de competencia: Centros de trabajo, centros de
estudio, instituciones policiales y militares y por ultimo a otros tipos de
relación laboral existentes en el Perú. Como se puede apreciar la calle no está
dentro del marco de dicha ley. Por su parte, en el Código Penal tenemos el
artículo 183 que sin ser específico para el acoso y/u hostigamiento callejero,
castiga con pena privativa de la libertad a aquellas personas que en lugares
públicos realicen gestos, tocamiento o algún otra conducta de índole obscena.
Como se observa, los mal llamados “piropos”, los “sireos”, y más no son parte
de los delitos punibles.
¿Cuántas veces más tendremos
que escuchar a delincuentes que intentan justificar tocamientos indebidos y
hasta violaciones diciendo “ella sonreía mucho”, “pero para qué sale con ese
escote”? ¿Hasta cuándo tendremos un
estereotipo de “mujer buena”? ¿Por qué
cada quién no debería vestirse como se sienta más cómodo o cómoda? Creo que las
respuestas no pasan ya por un marco normativo que siga penalizando pero que
muchas veces o no es conocido o no es aplicado, creo que lo que debemos hacer
es esforzarnos por crear conciencia, por sensibilizar. Debemos exigir que desde
el colegio, y mediante una adecuada orientación y educación, los patrones
sociales que incitan a estos problemas sean superados. Debemos alentar
sanciones sociales contra aquellos y
aquellas que incitan y/o difunden como algo “normal” el acoso, sean personas,
instituciones o medios.
Porque no debemos de dejar
de creer que es posible, que el cambio, poco a poco, puede darse.
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