Pasado el proceso de
revocatoria en Lima y con la pérdida de casi la totalidad de regidoras y
regidores de izquierda se sabía que el siguiente paso, y tal cual manda la ley,
era convocar a nuevas elecciones municipales parciales para elegir a 22
regidores(as) equivalente al número de revocados(as).
Para el nuevo proceso
electoral desde la Confluencia por Lima (que agrupa a los partidos del Frente
Amplio y colectivos de izquierda de Lima) muchas voces pidieron que se busque
una alianza amplia en la cual estuviesen todos los partidos que apoyaron el
“no” a la revocatoria. Desde la mayor parte de partidos de la Confluencia se
evaluaba que era imposible repetir el mismo bloque que se logró en el “no” y se
consideraba que no era conveniente intentar ninguna alianza, sobre todo con el
PPC, pues era evidente que en la revocatoria habían decidido correr por su
cuenta y que su única estrategia real era posicionarse. Tierra y Libertad puso
su inscripción electoral al servicio de la Confluencia por Lima y es con esa
inscripción que se dan los intentos de alianza electoral. Lamentablemente
partidos como Somos Perú y Acción Popular declinan dicha alianza pues habían
decidido ir solos en las nuevas elecciones. Era evidente que cada quien tenía
como meta posicionar su “marca” y medir su fuerza rumbo a las elecciones del
año 2014, como es válido en toda democracia que respetamos. Los únicos que mantenían una actitud de
alianza con la izquierda eran los del Partido Humanista Peruano. Dicha alianza
fue descarta por amplia mayoría pues se considera que su líder Yehude Simon es
uno de los posibles responsables políticos del “Baguazo” por haber sido primer
ministro de Alan García cuando ocurrieron dichos sucesos. Así, la izquierda
decidió ir a las elecciones con sus propias fuerzas, pero acompañada de
organizaciones sociales que habían participado de la campaña del “no” y que confían
en la actual gestión municipal encabezada por Susana Villarán.
Se participó y se obtuvo el 7.6%
del voto válido. Se quedó en el sexto lugar de siete partidos participantes y
se consiguió que dos regidores(as) de la lista, de 22 posibles, ocupen un cargo
en el Concejo.
¿Es esto un fracaso? Si bien
el resultado indudablemente no constituye un triunfo, si se toma en cuenta las
condiciones en las que se participó, este no constituye un total fracaso. Se
participó con el nombre “Tierra y Dignidad” que es el nombre que tiene Tierra y
Libertad ante el JNE, nombre desconocido incluso por la propia militancia de
izquierda y peor aún por la ciudadanía en general; fue complicado ligar la
lista a la gestión municipal y a la continuidad de las reformas pues el nombre
difícilmente era asociado a ellas; no se contó con medios económicos suficientes
pues la campaña lamentablemente no atrajo mayor atención; la persona que
encabezó la lista no era conocida ni mediática y podría decirse que en general
la lista no lo era, lo que no necesariamente es una debilidad pero en un
contexto electoral parece serlo; hubo muy poca participación o involucramiento
de algunas personas más conocidas de la izquierda a través de los medios de
comunicación; probablemente la militancia en general no participó de manera lo
suficientemente activa. Son
probablemente estos los factores que llevaron a que se obtenga la votación
mencionada y si bien varios de ellos podrían ser superados con nuevas
estrategias, son los dos últimos los que podrían generar mayor preocupación
pues atañen directamente a la propia militancia de los partidos del Frente
Amplio y merecen una autocrítica y análisis de lo que llevo a que ello ocurra.
No hubo consignas anti campaña, no hubo intentos de sabotaje y menos aún órdenes
de no participar activamente. Quizá sí hizo falta mayor dirección en el tema de
participación.
También hay cosas positivas
que rescatar, comenzando por recordar que se lanzó una lista única de
izquierda, una izquierda que a pesar de las discrepancias que se pueden tener,
fue unida poniendo las coincidencias por delante así como la defensa de la
actual gestión municipal metropolitana, superando así la experiencia del 2006 cuando
fue dividida a las elecciones sacando entre 0.6% y 0.3% de votos. Se participó con una lista con muchas y
muchos jóvenes, colocándolos en lugares expectantes y en una cantidad mayor al
porcentaje que exige la ley; hubo mucha
participación femenina e incluso la primera de la lista era mujer y en este
caso también hubo una cantidad mayor a la que exige la ley para cada sexo y,
yendo más allá, se respetó el mandato de posición en toda la lista; las
posiciones de la lista fueron elegidas por la militancia en una elección
primaria, abierta y universal, que si bien contó con pequeños errores es una
primera experiencia que podrá ser mejorada para el futuro; se contó con la
participación de representantes de la diversidad sexual reafirmando que su
lucha también es una lucha de la izquierda; por último, todos los partidos
estuvieron representados en la lista y se incluyó a líderes y lideresas de
organizaciones sociales.
Hay que reconocer que hubo
errores y esto debe de servir como lección para superarlos. Hay que rescatar
las cosas positivas y seguir mejorándolas y de ese modo convertirse en una
verdadera opción para Lima el 2014, y no solo para Lima, sino para todas las
regiones y después caminar unidos hacia el 2016. Los resultados del 24 de
noviembre son solo el punto de partida para lograrlo.
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